TEMA 1:
El MODERNISMO. CARACTERÍSTICAS GENERALES A TRAVÉS DE LA FIGURA DE RUBÉN DARÍO Y DELMIRA AGUSTINI.
La literatura occidental, en los años inmediatos al cambio del siglo XIX al XX, se ve invadida por un sentimiento de pesimismo y desencanto. Hay una desconfianza ante el positivismo anterior, ante la fe ciega en la razón, la ciencia y el progreso material, y los escritores reaccionan contra la literatura realista y naturalista. Florecen las teorías irracionalistas, la exaltación del sentimiento, la evasión a épocas y lugares en los que el ser humano no había sido aún eclipsado por el peso de la técnica y la creciente automatización
En el mundo hispano, estos planteamientos se plasman en dos movimientos -Modernismo y generación del 98- que para muchos críticos son en realidad uno solo (Modernismo) con distintas ramificaciones. Ambos movimientos, de hecho, coinciden en el tiempo y en el espacio, y algunos autores, como Antonio Machado y Valle Inclán pueden considerarse al mismo tiempo modernistas y “noventayochistas". En realidad, la única diferencia entre ambos movimientos estriba en la dimensión internacional y cosmopolita del Modernismo frente a la preocupación esencial por el tema de España propia de los del 98.
Nace en Hispanoamérica y en España se introduce de la mano del poeta nicaragüense Rubén Darío (1867-1916), cuyo libro Azul (1888) supuso para la poesía española el comienzo de una renovación poética que muchos comparan a la que Garcilaso de la Vega llevó a cabo en el s. XVI, al introducir la poesía renacentista.
A) Orígenes del Modernismo.
Éste se inspira en dos escuelas poéticas muy cultivadas en la Francia de la época: Parnasianismo y Simbolismo.
El Parnasianismo busca la belleza, la disciplina, el equilibrio y parecerse a una estatua de perfección clásica. Los poetas parnasianos, como Théophile Gautier, propugnaron “el arte por el arte", una poesía cerrada a sentimientos e ideologías.
El Simbolismo busca en la poesía la musicalidad y el intimismo, y utiliza símbolos para descifrar la realidad. El principal representante del Simbolismo francés es Paul Verlaine, considerado por Rubén Darío como su gran maestro ("Padre y maestro mágico, liróforo celeste…”)
B) Temas de la poesía modernista.
* Ambientaciones alejadas de la realidad cotidiana (escapismo en el tiempo y el espacio): Grecia clásica, la Francia de Versailles, la Edad Media, las culturasprecolombinas, pero también los sueños...La ciudad favorita de los modernistas es, por supuesto, París (Cosmopolitismo). (VER POEMA DE INVIERNO)
* Exotismo: en los poemas modernistas aparecen con frecuencia objetos exóticos: unicornios, jardines franceses, princesas, clavicordios.. y cisnes, símbolos, éstos últimos, de la belleza, de lo aristocrático; la curva de su cuello es signo misterioso de interrogación. En este apartado podemos incluir la famosa SONATINA ("La princesa está triste ¿Qué tendrá la princesa?"), de prosas profanas.
* Erotismo, concebido como una provocación a los prejuicios burgueses y simbolizado a menudo por personajes de la mitología clásica (VER POEMA VENUS. Comentario al final de esta página)
* La aspiración a un ideal indefinible e inalcanzable, teñido de una cierta tristeza o melancolía (también lo encontramos en el poema Venus).
* Progresivo acercamiento a la realidad indígena americana (mundonovismo), tema muy presente en los poetas hispanoamericanos. (ver poema Caupolicán)
* El tema existencial (el sentido de la vida, el hastío, el pesimismo), inspirado en filósofos como Schopenhauer o Kierkegaard. (VER POEMA LO FATAL)
C) Estilo
Para el poeta modernista la creación de belleza a través del lenguaje es la aspiración fundamental. Para ello utiliza un lenguaje muy elaborado, caracterizado por la adjetivación brillante, colorista y sensorial, metáforas y sinestesias embellecedoras, aliteraciones (sobre todo de fonemas como la /s/ y la /l/, muy suaves), figuras de repetición como anáforas o paralelismos y cultismos (sobre todo, esdrújulos)
D) Métrica
En la métrica, el deseo de innovación y la búsqueda de ritmos marcados les lleva a recuperar versos alejandrinos y dodecasílabos, que habían sido utilizados en la Edad Media, y crean otros nuevos, como los de 16 y 21 silabas. Hay una tendencia al verso largo. Además, se modifican libremente estrofas y poemas consagrados, como el soneto y el romance. La estrofa más utilizada es el serventesio alejandrino (versos de 14 sílabas que riman ABAB). Se utiliza con frecuencia el ritmo dactílico ( ´ _ _ / ´_ _ / ´_ _, etc), muy sonoro.
La obra de Rubén Darío (1867-1916) comprende tres obras fundamentales: Azul... (1888), que incluye cuentos breves y algunos poemas. En este libro se crea un mundo de hadas, princesas, cisnes... y se utilizan dos símbolos fundamentales: el azul, que representa la belleza, y el cisne, símbolo de la sensualidad, de la pureza y de lo aristocrático, cuyo cuello curvado es signo misterioso de interrogación; Prosas profanas (1896) combina poemas de evasión aristocrática de la realidad, en la línea de Azul... con temas sociales y españoles, aunque el tema fundamental es el del placer erótico, que no excluye el sacrificio y la pena; por último, Cantos de vida y esperanza (1905), de expresión más sobria, aborda asuntos políticos, relacionados con el mundo hispánico, y trata también el tema existencial, la angustia ante la muerte y el sinsentido de la vida, como en el poema "Lo fatal", con el que termina este poemario.
La influencia de Rubén Darío prendió pronto en España, en poetas como Manuel Machado, Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez (estos dos últimos evolucionaron luego hacia otras formas de poesía), y en dramaturgos como Valle-Inclán en sus primeras obras. En general, los autores españoles se mostraron más sobrios en el estilo y más inclinados al intimismo.
Indica qué características del Modernismo aparecen en este poema:
La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión. […]
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste. La princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
(La princesa está pálida. La princesa está triste.)
más brillante que el alba, más hermoso que abril!
-«Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;
en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».
Para trabajar el poema: pincha aquí.
Rubén Darío. Venus. by on Scribd