Literatura 3:
La novela en la generación del 98: Azorín, Baroja, Unamuno.
TEMA 3: LA NOVELA EN LA GENERACIÓN DEL 98 AZORIN, BAROJA, UNAMUNO.
En los primeros años del s.XX la novela vive un proceso de ruptura, expresión de la crisis social, política e ideológica que sacude la civilización burguesa, y que se manifiesta en movimientos literarios como el Modernismo y en la filosofía de Nietzsche o Schopenhauer. Esta renovación narrativa tiene su mejor expresión, en España, en la novela de la conocida como "generación del 98" (llamada así porque sus autores se vieron conmocionados por el "desastre" de 1898, cuando se perdieron las últimas colonias españolas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas y se confirmó la decadencia y la irrelevancia de España en el mundo) que supone una ruptura con respecto al movimiento del Realismo. Son dos los temas fundamentales de esta nueva novela: por un lado la crítica de una España ignorante y atrasada, marcada por el caciquismo, la influencia de la versión más represiva de la Iglesia y el desprecio por el saber científico y por la cultura ("Castilla miserable ayer dominadora/ envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora". decía Antonio Machado), por otro lado, el tema existencial, la angustia y el sinsentido de la vida, el deseo de creer y la certeza de que Dios no existe, la melancolía por el pasado y la incertidumbre ante el futuro. La "ataraxia" como forma de existencia.
Los rasgos fundamentales de esta narrativa son los siguientes
A) Abandono de la estructura ordenada y lineal propia del Realismo por un modo de narrar con frecuentes vaivenes cronológicos.
B) La novela se centra en un protagonista individual, exponente unas veces de las aspiraciones regeneracionistas de la generación del 98, y otras veces de la angustia existencial (por ejemplo, Andrés Hurtado de El árbol de la ciencia, de Pío Baroja, o Augusto Pérez, protagonista de Niebla, de Miguel de Unamuno).
C) Abundan las novelas de "formación'', en donde se describe el proceso de formación y educación del protagonista a lo largo de los años (El árbol de la ciencia).
D) Las largas descripciones realistas dejan paso a una mayor cantidad de diálogo y contraste ideológico La novela se convierte en vehículo para la formulación de ideas. No buscan reflejar la realidad sino plasmarla desde un punto de vista subjetivo. Por eso el espacio y el tiempo están poco definidos.
E) Frente a la novela realista, hay una mayor preocupación por el estilo y la composición de los relatos. Lenguaje sencillo y llano, cercano a la lengua de la calle, pero cuidado. Recuperando palabras tradicionales y castizas.
El año 1902 se considera el punto de arranque de la nueva narrativa. porque se publican cuatro novelas emblemáticas. La voluntad, de Azorín, Amor y pedagogía, de Unamuno, Camino de perfección, de Baroja, y Sonata de otoño, de Valle Inclán.
La novela de Pío Baroja.
Autor de casi un centenar de novelas. Pío Baroja (1872-1956) forma junto con Cervantes y Pérez Galdós el trío de los más grandes narradores españoles. Para él, la novela es un género abierto en el que cabe todo tipo de reflexiones psicológicas y filosóficas, aventuras, critica, humor, etc. Sus novelas, agrupadas muchas veces en trilogías, se caracterizan por los siguientes rasgos: Están centradas en un solo personaje (pasivo y sin voluntad unas veces, activo y dominador otras); abundan los diálogos, en los que expresa sus ideas (influidas por la filosofía de Schopenhauer y Nietzsche y por las teorías darwinistas), destacan las descripciones impresionistas, hechas a base de pequeñas pinceladas. La crítica suele reconocer dos etapas en su producción:
a) La primera etapa (hasta 1912), incluye las mejores novelas de Baroja. que trata el tema existencial en algunas de ellas (Camino de perfección. El árbol de la ciencia.) y la concepción de la vida como una lucha por la supervivencia (La lucha por la vida).
b) Segunda etapa (1913-1956), caracterizada por el predominio del relato de trasfondo histórico y de los protagonistas aventureros y activos (las 22 novelas de Memorias de un hombre de acción).
La novela de Miguel de Unamuno.
Miguel de Unamuno (1864-1936) convirtió la novela en el medio idóneo para interpretar la realidad y expresar los temas que le interesaban: sus inquietudes religiosas (San Manuel Bueno, mártir), el tema existencial (Niebla), el sentimiento de la maternidad (La tía Tula), los inconvenientes de una educación exclusivamente racionalista (Amor y pedagogía), la envidia como defecto nacional (Abel Sánchez.)
En cuanto a la estructura y el estilo, las novelas de Unamuno se construyen en torno a un personaje que representa la idea que el autor quiere someter a debate; se presta gran atención a los diálogos y monólogos, de gran densidad conceptual; el ambiente y el marco temporal se presentan de forma esquemática (a veces el paisaje tiene una dimensión simbólica, como el lago y la montaña en San Manuel...); y se presta gran atención a la palabra justa y su significado etimológico (no en vano era catedrático de Griego en la Universidad de Salamanca...). Consciente de la diferencia de sus novelas con respecto a la novela tradicional, Unamuno inventó el término "nivola" para ellas. Las "nivolas" son novelas sin plan previo, llenas de dramatismo e intensidad, con mucho diálogo y monólogos, que exteriorizan su conflicto interior, sin apenas descripciones ni ambientación local y temporal.
Más que la histoira externa (conflictos, conquistas, grandes batallas...) a Unamuno le atrae lo que denomina "intrahistoria", es decir, la vida de millones de personas anónimas, que son sus verdaderos protagonistas.
La novela de Azorín.
José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967), destaca en la literatura española del siglo XX como el gran renovador de la prosa descriptiva (por ejemplo, en obras como Los pueblos). Sin embargo, escribió tres novelas esenciales para entender el espíritu del 98: La voluntad (1902), donde trata el tema de la abulia como una de las principales lacras de la sociedad española, Antonio Azorín (1904), donde se postula el escepticismo como única salida ante la amargura de la vida y Confesiones de un pequeño filósofo (1904), en la que, frente a los males nacionales, se aboga por un refugio en la propia subjetividad. Su obra se caracteriza por la percepción de la vida como transcurso hacia la muerte y el tiempo como una repetición inexorable de emociones y situaciones a lo largo de la historia (el tema del "eterno retorno", que aparece muy bien tratado en su relato "Las nubes" (perteneciente a su obra Castilla). donde un Calixto y una Melibea maduros ven que su historia de amor va a repetirse en su hija Alisa).
Indica qué características de la narrativa del 98 podemos encontrar en este fragmento. Justifica tu respuesta con ejemplos.
El padre de Hurtado creía en la victoria española; pero en una victoria sin esfuerzo: los yanquis, que eran todos vendedores de tocino, al ver a los primeros soldados españoles, dejarían las armas y echarían a correr El hermano de Andrés, Pedro, hacía vida de "sportman" y no le preocupaba la guerra. Los periódicos no decían más que necedades y bravuconadas, los yanquis no estaban preparados para la guerra; no tenían ni uniformes para sus soldados. Para colmo de ridiculez-, hubo un mensaje de Castelar a los yanquis. Cierto que no reina las proporciones bufo-grandilocuentes del manifiesto de Víctor Hugo a los alemanes para que respetaran Paris; pero era bastante para que los españoles de buen sentido pudieran sentir toda la vacuidad de sus grandes. hombres. Días antes de la derrota encontró a Iturrioz en la calle.
—¿Qué le parece a usted esto? —le preguntó.
—Estamos perdidos.
(Pio Baroja. El árbol de le ciencia)