Dentro del primer tercio del s.XX pueden distinguirse dos tendencias teatrales: el teatro comercial, de gran éxito de público pero poco innovador (Jacinto Benavente, dentro de la comedia burguesa y Carlos Arniches, con su teatro cómico -sainetes-, favorito de las clases populares) y el teatro renovador, mucho menos representado pero más interesante desde el punto de vista del espectáculo teatral, cuyos máximos representantes son Valle-Inclán (generación del 98)y García Lorca (generación del 27), ambos muertos en 1936.

TEATRO COMERCIAL

El teatro de Jacinto Benavente (1866-1954) y de aquellos que le imitaron recibió el nombre de “alta comedia”. Este escritor comenzó haciendo un teatro crítico que gustó mucho a los jóvenes de la generación del 98, pero que fracasó estrepitosamente con el público general. Benavente aceptó los límites que acababa de descubrir: a la burguesía le gustaba verse retratada, pero no aceptaba críticas mordaces; había que satirizar suavemente pequeños defectos para los que se pudiese encontrar comprensión. Así nace la “alta comedia” o “comedia de salón”: elegante, ingeniosa en los diálogos, con muchos detalles de ambientación cotidiana y acción poco conflictiva. No hay mucha profundidad en los personajes.

Sus obras más destacadas fueron Los intereses creados y La malquerida. Esta última era un drama. La otra cara de la alta comedia era el “drama burgués”: obras que trataban aspectos problemáticos de la sociedad (el adulterio, los hijos ilegítimos, el suicidio, los enfrentamientos por herencias...), con mucha exageración sentimental, pero también con mucho cuidado de no provocar polémicas.

Los géneros populares que triunfaban eran la comedia costumbrista y el sainete. Los personajes estaban estereotipados y hablaban con registros lingüísticos que imitaban y exageraban lo popular.

Los autores más exitosos eran los hermanos Álvarez Quintero, especializados en ambientes andaluces: muchos tópicos sobre esa región, el acento con que habla la gente, etc. Por su parte, Carlos Arniches se especializó en el ambiente madrileño y finalemente, Pedro Muñoz Seca (La venganza de don Mendo), creó el “astracán” género descabellado para arrancar carcajadas sin parar.

TEATRO RENOVADOR.

A) VALLE-INCLÁN Y LA CREACIÓN DEL ESPERPENTO.

En la actualidad, hay unanimidad en considerar a Valle-Inclán como el más grande dramaturgo español del s.XX y uno de los grandes renovadores del teatro contemporáneo. Ello se debe a la creación de una nueva forma de reflejar la realidad, denominada esperpento, que abarca no sólo parte de su teatro sino también parte de su obra novelística (El ruedo ibérico, Tirano Banderas). Sin embargo, no toda la producción teatral de Valle se inscribe dentro del esperpento. En su obra dramática podemos ver: 

1. El "ciclo modernista" comienza con su obra Cenizas, publicada en 1899 y reelaborada como El verano de las almas". Este ciclo incluye otras obras relevantes como: El marqués de Bradomín (adaptación teatral de la sonata de otoño), Jardín umbrío (cuentos dramatizados) o Voces de gesta. Todas éstas están basadas en un esteticismo decadente al margen de la realidad del que sale a través del mito y la farsa.
2. El "ciclo mítico" de las Comedias bárbaras, trilogía protagonizada por el hidalgo don Juan Manuel de Montenegro y sus violentos hijos se ambienta en una Galicia arcaica, violenta y patriarcal. Se trata de un mundo mítico y primigenio en el que el ser humano se muestra tal como es; cruel, codicioso, lascivo, sin las capas de racionalidad que la sociedad ha depositado sobre él. La trilogía Comedias bárbaras está formada por las obras Cara de plata, Águila de blasón y Romance de lobos. La obra presenta una agria visión del ser humano cuyo comportamiento se rige por la lujuria y la avaricia. Otra obra de este ciclo es Divinas palabras que durante mucho tiempo fue la obra más representada de Valle. En este ciclo abundan escenas de hechicerías, supersticiones, sacrilegios, crueldad y muerte.

3. El “ciclo de las farsas”: reconstruye la España de los siglos XVIII y XIX sumando lo grotesco a lo poético. Los personajes anuncian el esperpento, pues aparecen como marionetas y fantoches. Se burla de la rama gobernante de los Borbones (Farsa y licencia de la reina castiza)

4. Ciclo esperpéntico: En cuanto al esperpento, este comienza en 1920 con la obra Luces de Bohemia y abarca otras obras como la trilogía Martes de Carnaval. La técnica del esperpento aparece descrita en la escena XII de Luces de Bohemia: se trata de deformar sistemáticamente la realidad porque, para Valle, España es una deformación de la realidad europea. Entre los temas del esperpento destaca la parodia de modelos literarios precedentes, como los dramas de honor (Los cuernos de don Friolera). Abunda la crítica a clases sociales e instituciones como la aristocracia, los militares, la alta burguesía o la monarquía, y muchas veces aparecen ambientes miserables, marginales y degradados: prostitutas, mendigos...

Lo más destacable es el uso del lenguaje, de una gran capacidad expresiva: se utilizan abundantes registros lingüísticos (habla vulgar, coloquial madrileña, andaluza e hispanoamericana, lenguaje administrativo y cursi) y un uso afortunado de la derivación irónica (rubiales, frescales) y despectiva (vejete). Predomina, además, el humor agrio y el sarcasmo, la animalización y cosificación de los personajes, que aparecen como fantoches y peleles. De esta manera, se hace muy difícil que los espectadores se sientan identificados con ellos, con lo que el esperpento constituiría una técnica de distanciamiento.

Se trata de obras muy difíciles de representar, pues hay muchos personajes, gran variedad de escenarios -muchos de ellos exteriores, a diferencia de los cómodos interiores benaventinos- y acotaciones escénicas de gran valor literario, imposibles de representar. 

B) GARCÍA LORCA Y LA RENOVACIÓN TEATRAL.

García Lorca, que admiraba sin reservas los esperpentos de Valle Inclán, quiso renovar también la escena española y confería al teatro un gran valor como vehículo de educación y de expresión del pueblo. Fundador de un grupo teatral universitario llamado La Barraca, autor, director, escenógrafo, para él el teatro era un espectáculo total, en el que se combinaba verso y prosa, elementos cultos y populares, música y plástica al servicio de la expresión de los sentimientos humanos. Con La Barraca difundió por los pueblos la comedia clásica de Lope y Calderón.

Un tema fundamental de su teatro es el choque entre el principio de autoridad (el orden, la tradición, la realidad, la colectividad) y el principio de libertad (el instinto, el deseo, la imaginación, la individualidad), que conduce muchas veces a la frustración amorosa y a la muerte, tema perfectamente ilustrado en la que quizás es su obra maestra, La casa de Bernarda Alba. 

En sus obras hay un componente trágico (amores condenados a la soledad o la muerte, amores marcados por la esterilidad, casi siempre encarnado en mujeres... ). Los personajes femeninos son fundamentales porque son quienes mejor pueden encarnar el ansia de libertad y realización.    

En cuanto al estilo, el lenguaje es sencillo y directo, pero dotado de poesía, de lirismo (de hecho, en sus obras aparecen con frecuencia fragmentos poéticos) y una gran cantidad de imágenes, metáforas y símbolos (el agua, la sangre, la luna, etc.) como los que también aparecen en su poesía.

Etapas:

Para el granadino teatro es poesía y comunicación. Con el tiempo se convence del carácter educativo de este género, por lo que aumenta el contenido social de las obras, partiendo de la realidad que le rodea e inspirándose en su tiempo.

            1- Primeras obras: se inicia en el mundo dramático con El maleficio de la mariposa, obra en la que ya aparece el amor imposible y la frustración, y con la que sólo consiguió fracasar. Cinco años después, encontramos su primer éxito: Mariana Pineda, tragedia lírica que sobre una heroína popular del siglo XIX.

            2- Farsas: se trata de teatro didáctico en el que destaca el sentido trágico. Escribió dos farsas para teatro de marionetas y dos para personas. Se trata de textos sencillos en los que ya aparecen los temas centrales de su teatro, como el conflicto autoridad/libertad o la insatisfacción amorosa. (La zapatera prodigiosa)

            3- Etapa surrealista: a esta etapa corresponden las obras que él denominó “comedias imposibles”: obras muy atrevidas para su tiempo, tanto por la técnica empleada como por la temática.

            4- Etapa de plenitud: da un giro hacia lo social y lo popular. Elemento fundamental en las obras de esta etapa es la mujer como ser marginal, símbolo de inocencia y pureza. De esta etapa son Bodas de sangre, Yerma, La casa de Bernarda Alba.

Esta última obra, inspirada en un hecho real, al igual que Bodas de sangre, desarrolla la lucha entre el principio de autoridad, encamado por Bernarda, quien dicta ocho años de luto y reclusión para sus hijas por la muerte del marido, y el principio de libertad, encarnado por Adela, la menor de las hijas, quien mantiene relaciones ocultas con Pepe el Romano, el prometido de su hermana Angustias (la única no afectada por el luto, pues es hija de un matrimonio anterior de Bernarda). Descubierto el hecho, Bernarda dispara contra Pepe y, al creerlo muerto, Adela se suicida. La frustración sexual y amorosa de las hijas, el peso de la tradición, el miedo al “qué dirán” en un pueblo pequeño, el ambiente claustrofóbico de la casa, recorren esta obra, que termina con la palabra “silencio”, pronunciada simbólicamente por Bernarda.