Tema 6.

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Trabajamos el comentario literario con los siguientes poemas.
 
 

ELEGÍA A RAMÓN SIJÉ. Miguel Hernández. 

(En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, con quien tanto quería.)

MELANCOLÍA DE DESAPARECER

Agustín de Foxa

Y pensar que después de que yo me muera,

aún surgirán mañanas luminosas,

que bajo un cielo azul, la primavera,

indiferente a mi mansión postrera,

encarnará en la seda de las rosas.

 

Y pensar que, desnuda, azul, lasciva,

sobre mis huesos danzará la vida,

y que habrá nuevos cielos de escarlata,

bañados por la luz del sol poniente

y noches llenas de esa luz de plata,

que inundaban mi vieja serenata,

cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente.

 

Y pensar que no puedo en mi egoísmo

llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja,

que he de marchar yo solo hacia el abismo

y que la luna brillará lo mismo

y  ya no la veré desde mi caja.

 

LO INÚTIL

Agustín de Foxá.

Esos gestos inútiles,

esas voces inútiles;

la del que vende juguetes que nadie compra,

la del que exhibe corbatas que producen risa.

Esa mano abierta en la lluvia;

la gorra en los dedos del campesino, en el salón;

esos gestos de nada;

 esa voz de "doctor, sálvela";

las palabras humildes,

 la mirada de súplica ante lo inevitable;

 esas botas de niño que no abrigan contra la nieve.

 El tísico, en el banco, que se tapa el pecho

con un periódico, como esa lluvia sobre el río,

 como la manta sobre el muerto

aquel orillar del ahogado.

Todo lo sin motivo,

 lo triste, lo pueril, lo ineficaz,

 como este verso mío que no leerá nadie,

como el golpe de sol en los ojos del ciego

 

SÉ TODOS LOS CUENTOS

León Felipe.

Yo no sé muchas cosas, es verdad.

Digo tan sólo lo que he visto.

Y he visto:

que la cuna del hombre la mecen con cuentos,

que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos,

que el llanto del hombre lo taponan con cuentos,

que los huesos del hombre los entierran con cuentos,

y que el miedo del hombre...

ha inventado todos los cuentos.

Yo no sé muchas cosas, es verdad,

pero me han dormido con todos los cuentos...

y sé todos los cuentos.

 

AUSCHWITZ

                        León Felipe.

        (A todos los judíos del mundo, mis amigos, mis hermanos)

Esos poetas infernales,

Dante, Blake, Rimbaud...

Que hablen más bajo...

¡Que se callen!

Hoy

cualquier habitante de la tierra

sabe mucho más del infierno

que esos tres poetas juntos.

Ya sé que Dante toca muy bien el violín...

¡Oh, el gran virtuoso!...

Pero que no pretenda ahora

con sus tercetos maravillosos

y sus endecasílabos perfectos

asustar a ese niño judío

que está ahí, desgajado de sus padres...

Y solo.

¡Solo!

Aguardando su turno

en los hornos crematorios de Auschwitz.

Dante... tú bajaste a los infiernos

con Virgilio de la mano

(Virgilio, "gran cicerone")

y aquello vuestro de la Divina Comedia

fue un aventura divertida

de música y turismo.

 

Esto es otra cosa... otra cosa...

¿Cómo te explicaré?

¡Si no tienes imaginación!

Tú... no tienes imaginación,

acuérdate que en tu "Infierno"

no hay un niño siquiera...

Y ese que ves ahí...

Está solo

¡Solo! Sin cicerone...

Esperando que se abran las puertas del infierno

que tú ¡pobre florentino!

No pudiste siquiera imaginar.

Esto es otra cosa... ¿cómo te diré?

¡Mira! Este es un lugar donde no se puede tocar el violín.

Aquí se rompen las cuerdas de todos

los violines del mundo.

¿Me habéis entendido, poetas infernales?

Virgilio, Dante, Blake, Rimbaud...

¡Hablad más bajo!

¡Tocad más bajo!... ¡Chist!...

¡¡Callaos!!

Yo también soy un gran violinista...

Y he tocado en el infierno muchas veces...

Pero ahora aquí...

Rompo mi violín... y me callo.

                  

 

 En el principio    

                                                   Blas de Otero.

Si he perdido la vida, el tiempo, todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los labios hasta desgarrármelos,
me queda la palabra.

Aquí abajo os dejo un comentario de este poema.